La lección de Catalina Monreal
Eldaa Catalina Monreal Pérez, hija de Ricardo Monreal Ávila, jefe delegacional en Cuauhtémoc, ocupó hasta el pasado 15 de marzo un puesto gerencial en el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), luego de su salida devolvió mediante una carta dirigida al director David Penchyna Grub un cheque por concepto de liquidación por un monto de 1.2 millones de pesos, como consecuencia de la polémica en que se ha visto inmersa por “razones políticas ajenas a mí persona” como ella señala, y que responden a una campaña de desprestigio en contra de su padre.
Dejando de lado la polémica en que se ha visto envuelto Ricardo Monreal y que responde por obvias razones a los tiempos electorales que se avecinan, Catalina actúa de manera correcta como deberían hacerlo expresidentes, secretarios de Estado, entre otros, que aceptan sin objeción alguna, pensiones millonarias, bonos o pagos por liquidación por cantidades exhorbitantes, que generan un boquete en las finanzas públicas.
Por citar algunos ejemplos están: Enrique Ochoa Reza, actual dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) quien recibió en octubre del año pasado la misma cantidad que Catalina al renunciar como director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), asimismo 24 de sus principales colaboradores recibieron casi 16 millones de pesos por el mismo concepto; Emilio Lozoya Austin, ex director general de Pemex también recibió luego de dejar el cargo en agosto de 2016 1.9 mdp, pero estos no han sido los únicos casos, esta situación se replica de manera permanente.
El sistema político mexicano históricamente ha sido una fábrica de nuevos ricos que pasan de un momento a otro de la austeridad propia de una sociedad desigual a la opulencia que haría palidecer a los potentados del porfiriato, existen también las familias que durante largo tiempo ha ocupado posiciones de poder en nuestro país, haciendo de la función pública un negocio redondo.
La frase "”vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, es uno de los valores principales de una aristocracia amoral, despilfarradora, corrupta, y con una avaricia insospechada, que deja de lado el principio de que todo servidor público debe procurar el bien común, antes del interés personal, es claro el cinismo de gran parte de nuestros políticos, quienes reciben subvenciones y prebendas por una labor deficiente, y que en nada se parece a los sueldos o prestaciones de un trabajador mexicano promedio.
Por tal motivo al regresar el cheque Catalina Monreal da “una cachetada con guante blanco” a la insensible clase política mexicana, que confirma la necesidad de un cambio de régimen para nuestra nación.