El kale se caracteriza por su alto contenido en hierro -incluso mayor que el de la carne vacuna- y la elevada concentración de vitamina K.

Además, el kale se caracteriza por su alto contenido en hierro (incluso mayor que el de la carne vacuna) y la elevada concentración de vitamina K, necesaria para la coagulación sanguínea y eficaz para promover la fijación del calcio en los huesos. Sin embargo, por su rico contenido en vitamina K, las personas que se medican con Sintrom (un medicamento anticoagulante) deben tomar precauciones en su consumo.

“Los estudios sugieren que la col rizada -o kale- puede ayudar a reducir el colesterol total, por lo tanto, minimiza el riesgo de enfermedades cardíacas. Investigaciones recientes también muestran que la col rizada puede ser valiosa en el tratamiento del cáncer, los lípidos sanguíneos elevados y el glaucoma”, señaló la nutricionista holística Talia Segal Fidler en el medio EatThis.

A estas cualidades se suma que el kale contiene un alto contenido en betacarotenos que el organismo convierte en Vitamina A, determinante para proteger la vista y el sistema inmunitario.

Todo lo dicho ubica al kale en la categoría de ‘superalimento’. La nutricionista Verónica Sobrino dijo en un artículo del medio Bon Viveur que el kale “es una verdura completísima, además, por su alto aporte en fitoquímicos y antioxidantes, cuya función principal es la de retrasar el envejecimiento de nuestras células”.

En ese plano, Edie Reads, editora en jefe de healthadvise.org, destacó que lo que parece una verdura ordinaria se traduce en la realidad en una maravilla nutricional. “Esta verdura de hoja verde y morada pertenece a la misma familia que el repollo, el brócoli, la berza e incluso la coliflor. Sin embargo, incluso entre estos vegetales nutritivos, la col rizada sigue siendo el rey”, concluyó Reads.

Se puede comer crudo o cocinado en ensaladas o en recetes como tortillas de huevo, en croquetas o en empanadas. Los restaurantes de alta cocina suelen servirlo como una guarnición asada.