La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares, así como varios tipos de cáncer.
Aunque los mantras populares de las dietas saludables desaconsejan picar a medianoche, pocos estudios han investigado de forma exhaustiva los efectos simultáneos de las comidas tardías en los tres actores principales de la regulación del peso y, por tanto, del riesgo de obesidad: la regulación de la ingesta de calorías, el número de calorías que se queman y los cambios moleculares en el tejido adiposo.
Un nuevo estudio publicado en la revista Cell Metabolism y realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard (HMS) en el Hospital Brigham and Women’s descubrió que el momento en que comemos influye significativamente en nuestro gasto energético, el apetito y las vías moleculares del tejido adiposo.
“Queríamos comprobar los mecanismos que pueden explicar por qué comer tarde aumenta el riesgo de obesidad”, explicó el autor principal, Frank Scheer, profesor de medicina del HMS y director del Programa de Cronobiología Médica de la División de Sueño y Trastornos Circadianos del Brigham and Women’s.

Los horarios de comida más tardíos podrían relacionarse con cambios en las células que promueven un aumento en el tejido graso, aunque se necesita más investigación para confirmarlo.
“Investigaciones anteriores realizadas por nosotros y por otras personas habían demostrado que comer tarde se asocia a un mayor riesgo de obesidad, a un aumento de la grasa corporal y a un menor éxito en la pérdida de peso. Queríamos entender por qué”, dijo Scheer.
“En este estudio, nos preguntamos si importa la hora a la que comemos cuando todo lo demás se mantiene constante”, sostuvo la primera autora del estudio, Nina Vujović, investigadora del Programa de Cronobiología Médica.
Vujović, Scheer y su equipo estudiaron a 16 pacientes con un índice de masa corporal en el rango de sobrepeso u obesidad. Cada participante completó dos protocolos de laboratorio: uno con un horario de comidas tempranas estrictamente programado, y el otro con las mismas comidas, cada una programada unas cuatro horas más tarde en el día.